jueves, 17 de junio de 2010

El papel de Papel Salmón

El suplemento literario Papel Salmón del periódico La Patria, llega este próximo domingo 20 de junio, a su edición número 920. Un gran logro, si se tiene en cuenta que muchas de estas valiosas publicaciones, después de recorrer la historia patria y enseñarnos el mundo desde una óptica más entrañable, han pasado al baúl de los recuerdos. El caso más sonado es el del Magazín dominical de El Espectador, una de las pérdidas más angustiantes para aquellos que nos valíamos de sus páginas para adentrarnos en las fábulas, los sueños, las historias de los grandes maestros, o para esbozar las primeras líneas o los primeros cantos con un fervor sospechoso.

Corría el año 92, cuando en Papel Salmón me publicaron el primer poema, al lado de otros jóvenes que nos atrevíamos a mostrar un trabajo tímido y muy marcado por las influencias del soneto de Robledo Ortiz, del Nocturno de Silva o del Creacionismo de Huidobro. No obstante, aquella circunstancia significó para mí el principio de un nuevo estilo de vida, de una entrega absoluta y verdadera que dura hasta hoy. Y es que eso ha hecho Papel Salmón en todo este tiempo: no solo nos muestra lo que sucede en el mundo del arte y de la literatura, con los maestros del momento, la convocatoria o reseña, sino que abre sus páginas a las nuevas generaciones que comienzan a mostrar una disciplina y un empecinamiento enfermizo por la creación literaria. Es, en síntesis, una escuela de formación gratuita, a falta de aquellos centros literarios, como la añorada Casa de Poesía Fernando Mejía Mejía, donde puede verse el paisaje que mejor entiende el espíritu.

Papel Salmón sigue, después de no sé cuántos años, alimentando esa misma sed literaria y artística, a caldenes y foráneos, con una calidad y una imparcialidad que le valen muchos elogios. Es un privilegio que cada semana podamos dejar a un lado las noticias criminales o políticas para saborear unos instantes un poema, un cuento, la anécdota del último premio, la figura del panorama nacional, entre otras noticias culturales. Pero esta ardua labor no sería posible sin la apuesta de Nicolás Restrepo Escobar, director de La Patria, de Gloria Luz Ángel Echeverri, Editora del Papel Salmón, y de su diseñador Virgilio López Arce; aunque por allí pasan y pasan grandes personajes, como el fallecido Orlando Sierra Hernández, de quien aprendimos su lucha frontal por una sociedad mejor, y el buen amigo Carlos Augusto Jaramillo, quien ahora es Editor de la Universidad de Caldas.

Finalmente, debo decir que a Papel Salmón mi generación le debe poco más que un tributo, pues en sus páginas crecimos y seguimos creciendo, conocimos un poco de más allá cuando la provincia parecía absorbernos, y aprendimos que la inmortalidad sí es posible con la palabra.

jueves, 3 de junio de 2010

Cosas que pasan en el país del sagrado corazón. Denuncia.

Ustedes perdonen, amigos míos, que no escriba sobre literatura como ha sido mi costumbre desde que tengo uso de razón, y cuando había dicho no involucrarme en hechos sociales o políticos por razones que no vienen al caso; pero hoy ha ocurrido algo feo en una ciudad que amo y que eventualmente visito, y que de hacerme el indiferente sólo acarrearía más rabia o impotencia a mi espíritu; un hecho bochornoso que se suma a los que sacuden últimamente mi patria, y que igual es bueno mostrar para decir que no sigamos cometiendo los mismos atropellos por falta de un poco más de TOLERANCIA. La noticia sucede a eso de las 4 y 30 de la tarde en una vía principal de la ciudad de Pereira, donde los funcionarios de la alcaldía encargados de control urbano, haciendo cumplir una norma sobre espacio público que en cierta medida es perversa y deprimente, agreden a golpes un vendedor ambulante de papayas maduras, sólo por el hecho de que éste se resiste a perder todo su capital, su único capital cuando fue requerido para la incatuación por estar en una vía pública, como muchos de sus compañeros de faena. La agresión a la que fue sometido este humilde vendedor por parte del funcionario de la alcaldía, no tiene nombre, aunque sí, pero es mejor no decirlo. Y lo que siguió después, que no quedó resgistrado en video, fue peor, pues de aquel acto resultó no solo lesionado en la cabeza el vendedor, por la acción ya después de un muchacho inmaduro que apoyaba la diligencia de la alcaldía, sino esposado y conducido a la estación más cercana, pues el hombre cada vez seguía más fuera de sus cabales. ¡Pero quién no lo va a estar cuando está perdiendo el único bien terrenal que posee para poder sobrevivir en una ciudad que es considerada la de mayor desempleo en el país! Señor alcalde, ya que no puede brindar o asegurar ese principio constitucional del trabajo a su pueblo, al menos déles la oportunidad de defenderse así sea como vendedores ambulantes. Es el pueblo, señor, desesperado por la falta de trabajo, de mayores y mejores oportunidades. Es el pueblo, señor, quien en últimas se enfrenta entre sí al velar por unos intereses que ya no tienen nada que ver con lo colectivo sino con lo individual, pues otros intereses perviven en esa zona. Y en cuanto a sus funcionarios, aunque están realizando un trabajo que si no cumplen también pasarán a hacer parte de la asociación de desempleados, enséñeles a que tengan más cordura, paciencia e inteligencia para entender que no solo de amor o de obediencia ciega vive el hombre, cuando se vulneran algunos derechos fundamentales.